¿Qué es la Administración Pública?


Existen diversas maneras de administración de los gobiernos conocida generalmente como “administración pública”, el interés de los ciudadanos se centra en la operación de los programas públicos, pues es a través de ellos como los gobiernos les “entregan valor” a los ciudadanos.
Los problemas de desempeño de los gobiernos, reflejados principalmente en su falta de eficacia, eficiencia y calidad, ha llevado a pensar en metodologías de mejora de la administración pública donde se intente “reinventar el gobierno” basado en un cambio radical pues bajo este paradigma pareciera ésta la única posibilidad de salida a las grandes dificultades que enfrenta la administración pública. Por otro lado hay quienes piensan que la mejora debe ser de carácter evolutivo más que radical, pues dadas las complejidades propias de la administración pública, el ejecutivo poco puede hacer a partir de un techo presupuestal y otras restricciones dictadas por el legislativo, siendo éste último la causa de muchos de los problemas de pobre desempeño en la administración, por lo que los esfuerzos de mejora deben considerar una estructura ya dada para trabajar a partir de ella buscando reducir niveles jerárquicos, mejorando la capacitación, ampliando en alguna medida los límites de la estructura y revisando la “carrera pública” pues pareciera que en ésta la lealtad es más importante que el desempeño, y finalmente buscar que el congreso desarrolle una fuerte capacidad institucional para examinar los problemas de la administración pública. Sin importar si el esquema de mejora es radical o evolutivo, o si hay una tendencia hacia el uso de prácticas de la gestión privada en el ámbito público, existe un consenso respecto a la falta de una responsabilidad clara por los resultados logrados pues dicha responsabilidad está diluida en el “mejor de los casos” entre diferentes áreas o direcciones y llegando en el peor escenario, hasta una “responsabilidad compartida” entre secretarías o ministerios, lo cual implica “no responsabilidad”, resultando en los clásicos “¿y yo por qué?” o “no es parte de mis atribuciones” al tratar de asignar una verdadera rendición de cuentas por los resultados de los programas. Por muy imaginativos, éticos y talentosos que puedan ser los servidores públicos, si la estructura no ayuda y en el peor de los casos entorpece la gestión, estos servidores no serán capaces de mejorar de manera sustancial la administración de los gobiernos, hecho que es respaldado por algunos ejemplos donde administradores privados cuyo talento ha sido evidente en ese medio, no necesariamente han tenido un buen desempeño en el ámbito público. Pareciera entonces, que el problema con la administración pública, compartido en no pocas ocasiones por la gestión privada, es la ausencia de una estructura alineada con el valor dado a los ciudadanos o a los clientes, según sea el caso.


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